Por: ELIZABETH LOMELÍ ESPINOSA.
*Texto presentado durante las XXIII Jornadas de AMERPI: Parentalidad y estructuras familiares en la clínica psicoanalítica actual.
El psicoanálisis está inmerso irremediablemente en las transformaciones socioculturales del siglo veintiuno. Leticia Glocer Fiorini (2007) alude a dos principios fundamentales: uno de ellos tiene que ver con los postulados de algunos filósofos como Deleuze y el posmodernismo que da cuenta de la ruptura del orden simbólico: la caída del padre, la feminización de la sociedad y la abolición de la diferencia, lo cual coloca a las minorías sociales en una mirada estratégica. El deseo de hijo y la filiación social-familiar no son privativos de las parejas heterosexuales. Respecto a la abolición de la diferencia, quisiera comentar que lo que pareciera inminente a nivel jurídico, no lo es a nivel social en general, pues las resistencias a la aceptación de las diferencias sigue siendo el núcleo del que se desprenden los ataques tanto micro como macrosociales, las diferencias raciales a las que alude Donald Trump o lo que acontece en las luchas religiosas en oriente son solo ejemplos de la lucha contra dicha abolición; es decir desde mi personal punto de vista, coexisten al mismo tiempo viejos y nuevos pensamientos.
Es tarea de los estudiosos del psicoanálisis revisar la metapsicología freudiana y posfreudiana en lo que respecta a conceptos como: homosexualidad, alianzas y filiaciones familiares, la ley simbólica y la diferencia de los sexos, la noción del deseo de hijo y las construcciones de la parentalidad.
Filiaciones biológicas y/o sociales
Las nuevas técnicas reproductivas y el fenómeno de la adopción se integran a las filiaciones familiares. Nuevas producciones de pensamiento en donde la ética, lo jurídico, socio-político y psicoanalítico, tendrán que revisar sus problemáticas singulares pero también sus entrecruzamientos. Relaciones incestuosas en las que una hermana presta su matriz para darles un hijo a su hermano homosexual y a su pareja, ese hijo que ambos no pueden procrear o la inseminación artificial a una o ambas matrices de una pareja lésbica son situaciones complejas y diferentes: en una el rastreo familiar está a la mano, en tanto que en el segundo caso no se sabrá del portador de ese semen. Esas son las historias que tenemos que ayudar a tejer: lo cognoscente y lo enigmático ¿el portador de semen habrá tenido deseo de hijo? ¿Deseo de hijo es lo mismo que deseo de procreación?¿ La procreación constituye una manera más de ganar dinero? Pareciera que lo social cada vez más diluye lo biológico.
Para Mariam Alizade no se trata de avance ni retroceso, sino de otra mirada que deconstruya y modifique los devenires del desarrollo, tomando en consideración la experiencia de homoparentalidades, en las cuáles hasta ahora parece no haberse encontrado mayores perturbaciones emocionales que en la crianza parental heterosexual. Existe una representación mítica universal independiente de la realidad del sexo del progenitor (Heiman (2004), citado en Alizade (2007).
El meollo del asunto parece encontrarse en la ampliación del concepto del padre como aquel que llega a romper el vínculo simbiótico madre-bebé, modificándolo por el concepto del “tercero”, perfilándose la idea de una adopción psíquica universal de mayor alcance estructurante que la filiación biológica, ampliando con ello el concepto de narcisismo ligado a la existencia de un hijo propio biológico. Heineman (2004) citado en Alizade (2007).
Existe un deseo de crianza y una identidad generativa que es parte de la construcción psíquica, señala la profesora del centro Ana Freud: Jane J. Raphael-Leff (2003). Dicha identidad generativa surge entre el año y medio y los tres años de edad que implica cuatro restricciones básicas: la de tener un solo sexo, la de saber que se es producto de otros y no de sí mismo, la de asumir que los niños no pueden tener bebés sino solo los adultos pueden y que las mujeres se embarazan en tanto que los hombres inseminan, lo cual confronta al niño a cierta pérdida de la omnipotencia. En este postulado nuevamente se observa que el reconocimiento de las diferencias y no su dilución tiene un componente estructurante. Dicho valor estructurante vemos que pudiera cambiar con el tiempo y alguien nacido hombre de pronto quiere hacerse mujer, pero eso es otro tema fuera de la mesa que hoy nos convoca.Este artículo menciona tu favorito. hats a precios súper bajos. Elija entre entrega el mismo día, entrega desde el vehículo o recogida de pedidos.
Lo que a mi parecer constituye el verdadero cambio tiene que ver con las cuestiones de poder o del ámbito fálico las que están poniéndose en cuestión y esto va más allá de la posesión de un falo.
Una tarea digna de investigación y análisis es la revisión de conceptos como el deseo.
Para Deleuze por ejemplo el deseo no se origina en ninguna carencia fundamental; la carencia no genera deseo sino que es un contra-efecto del deseo. Dicha vinculación compleja entre ambos conceptos obliga a ampliar nuestros aprendizajes fundamentales sin exclusiones prejuiciosas pues “lo contrario” forma parte de un mismo fenómeno por más que quiera negarse. Podemos pues ir integrando disciplinas afines, diferenciando los niveles singulares de un mismo objeto de estudio.
Otra mirada es aquella cuyas motivaciones de hijo son el de trascender, de perpetuarse, de tener compañía para la vejez, de aseguramiento de herencia, etc. que difieren del deseo de formar familia, que puede ser tanto el resultado de un sometimiento a relaciones de poder de carácter normativo como una respuesta a una necesidad filial auténtica. Fiorini,L.(2007)
Esto trasciende la ley del padre y el concepto del mito de Edipo, pues la legislación o formación de familia, sería una operación simbólica que excede tanto al padre como a la madre, cuyos roles pueden ejercer ambos eventual e indistintamente.
Al tratar de respondernos si realmente las homoparentalidades serán capaces de ejercer las funciones simbólicas clásicas: madre-padre, hombre-mujer, etc. nos enfrentamos, dice Leticia Glocer, a problemáticas con las presentaciones tanto neuróticas como perversas o psicóticas descritas en las parejas heterosexuales en las que dichas funciones binarias no siempre se ejercen.
Las identificaciones
La identificación es el elemento esencial en la estructuración del aparato psíquico, es formadora del carácter y constituyente de la identidad del sujeto, tramitadora de impulsos instintivos tanto sexuales como agresivos, base del ideal del yo, interventora en la formación de proceso primario a secundario, promotora de la adaptación del individuo al medio, etc. “es la manera como el sujeto se reconoce siendo y no está del lado del inconsciente, aunque esté enraizada y permanentemente puesta en jaque por éste”. Y puesto que en el inconsciente no hay lógica binaria, ni principio de contradicción, coexisten deseos por objetos tanto hetero como homosexuales, aceptando o reprimiendo el yo, de acuerdo al modo en el cual están constituidos los enunciados ideativos que lo diferencian de otras instancias (Bleichmar, S).
En la identificación como forma de trasmisión ordenadora de moldes y de instancias de prohibición, el niño se identifica no con el objeto real sino con esos modos representacionales con los cuáles no solo captura la imagen sino los discursos del otro significativo, no importando la hetero u homosexualidad, siendo lo verdaderamente importante el reconocimiento de la alteridad y sus posibilidades de mutación respecto a los modelos narcisistas que el adulto intenta de uno u otro modo imponer.
Sabemos que un sujeto se identifica tanto con la madre como con el padre. El juego de muñecas por ejemplo cumple un papel importante tanto en las niñas como en los niños, pues aunque se trate de identificaciones imaginarias poseen una poderosa impronta simbólica. Op.Cit. 2007.
Por otro lado las identificaciones no son de una vez y para siempre; todo lo contrario en el transcurrir de la vida seguimos teniendo identificaciones: adhesivas, imaginarias, cruzadas, etc., en las que intervienen procesos de internalización y externalización: internalizando cosas pero también sacando cosas o externalizando ideas, contenidos, pero estos también dependen de otros factores que pueden favorecer o entorpecer que el proceso de identificación evolucione hacia la normalidad o hacia la patología.
En definitiva la diferencia anatómica de los sexos, como valor estructurante, fija en el niño la sexuación, entendida como reconocimiento del posicionamiento del deseo respecto al ordenamiento cultural.
“Respecto a la teoría de la castración, lo fundamental remite a la falta constitutiva, a la incompletud narcisística, que no se resuelve con la posesión del pene real ni se pierde con su ausencia.
El complejo de Edipo, positivo o negativo, marca, por el contrario, el momento de ligazón y sublimación. Por lo tanto, el amor homo o heterosexual es considerado parte del encaminamiento hacia la posibilidad de relación al semejante y de engarce del erotismo con la ternura y debe ser pensado en tanto principio estructurante, como ordenador de la pautación de los intercambios que pone coto al goce entre el adulto y el niño, pero a partir de poner en el centro la fundamental asimetría en la cual se constituye la sexualidad de la cría humana respecto del adulto (Bleichmar, S.).
Estamos ante una humanidad que marcará su propio destino fantasmático pero que no dejará de fantasear respecto al otro prioritario que lo colocó en la vida o que lo tomó a su cargo.
Ardua tarea la que nos toca investigar partiendo de esta nueva realidad que dará cuenta de cómo se van configurando estos procesos identificatorios en unos padres del mismo sexo, que pueden ejercer indistintamente roles de padre o madre, hombre o mujer, pasivos, activos, etc. También tendremos que acompañar ya no solo a los individuos que sufren por no poder responder a los ideales de sus padres heterosexuales desde su elección homosexual sino como sujetos que con padres homosexuales se enfrenten al dolor por traicionar ese modelo y elegirse con una sexualidad heterosexual.
Bibliografía:
Alizade,M. La Heterogénea Homoparentalidad en Homoparentalidades Nuevas Familias. Eva Rotemberg,Comp.Lugar, Editorial.. Buenos Aires 2007.
Alizade,M. Pensando la Homoparentalidad en Homoparentalidades Nuevas Familias. Eva Rotemberg,Comp. Lugar, Editorial.. Buenos Aires 2007.
Glocer Fiorini Leticia. Reflexiones sobre la Homoparentalidad en Homoparentalidades, Nuevas Familias. Lugar, Editorial Buenos Aires 2014.
Rotemberg, Eva. Las nuevas cuestiones ponen en crisis viejas teorías. Entrevista de Eva Rotemberg a Silvia Bleichmar en Homoparentalidades, Nuevas Familias. Lugar, Editorial Buenos Aires 2014.
Zack de Goldstein, R. Acerca de la Homoparentalidad en Homoparentalidades Nuevas Familias. Eva Rotemberg,Comp. Lugar, Editorial. Buenos Aires 2007.
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